En esta noche ajena,
de demonios fustigando en los portales
y almas condenadas,
que agitan descaradas sus cadenas
-gemidos en mi espalda-
cuando las candilejas rompan su crisálida
y desplieguen su agitado vuelo
repartiendo sortilegios
hoy,
que encuentro al fraile sin cabeza
probándose mis zapatos
debajo de la cama
y un tunjito refulgiendo en la arboleda
me vestiré de madre monte,
montaré mi danta sagrada
e iré al encuentro de tu cuerpo
-pechos desnudos,
el corazón latiendo,
orquídeas trenzando mis cabellos-
Invocaré a la selva
y el poder de la montaña
para atar tu boca al fuego sagrado de mis besos
Demandaré del agua
autoridad para subyugar tu sed
a mis tormentas
La tierra en que camines
se adherirá a tu cuerpo
con la fragancia de mis lunas
Ejerceré un embrujo ancestral
sobre tu verso
Seré
-toda yo-
el encanto de este trópico
que te aguarda rebosante en mis lagunas
viernes, 31 de octubre de 2008
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