Cuando empecé a caminar, no tenia ni idea de cual camino tomar.
Tropezaba, caía, lloraba, me perdía.
Cada día se me hacia eterno, canda noche parecía no acabar jamás.
Andaba sin sentido, sin dirección sin rumbo.
Sentía la fuerza de la lluvia cuando me abrazaba fuertemente.
Sentía el calor del sol tan inclemente, que mi piel gritaba y me pedía parar.
La esperanza se me moría, las ganas de seguir se acababan.
Cada vez aparecían y aparecían más obstáculos.
Cada vez que paraba para preguntarle a alguien para donde iba, todos callaban.
Pero, doy gracias a Dios, por mostrarme un arco iris en mi camino.
Doy gracias a Dios por enseñarme a guiarme con el corazón.
Gracias, Dios, por enseñarme que no importa cuanto gane o cuanto pierda,
Lo más importante es que siempre, el amor me acompañará donde quiera.
Amor que estas aquí, amor que estás allá, lo único que te pido es que a mi lado, nunca dejes de caminar, y si hay una princesa o una tierra por conquistar de seguro que con tu ayuda lo he de lograr.
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1 comentario:
RAFAEL..ESCRIBES COMO LOS ANGELES. ME ENCANTO TU POEMA..DIOS TE HA DADO UNA BENDICION MUY HERMOSA..PORQUE SON LOS BUENOS ESCRITORES QUIENES NOS HACEN SENTIR QUE NUESTRA ALMA Y EL CORAZON VIVEN JUNTOS Y SIENTEN LO QUE NUESTRA BOCA NO PUEDE DECIR..FELICITACIONES MARLENE
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