martes, 13 de enero de 2009

EN LA SELVA.

Otro despertar del alba, otro día que inicia.
Esta soledad en la que me encuentro
Nuevamente despertará mi lucha.
Una lucha contra mis demonios internos,
Mi miedo… mi único sendero.

Las ganas de vivir se me acaban.
Las ganas de morir cada vez más, viven en mi alma.
De este lugar ya no quiero escapar,
Solo quiero morir…las estrellas poder tocar.

De una vida alegre, feliz, llena de futuro,
Pase a una vida oscura, gris, llena de muerte.
Hoy solo la oscuridad de la selva llena mi corazón,
Ya ni la mañana, ni la noche…
Alientan… alguna razón.

De la dulce música que me encantaba oír,
Solamente queda el recuerdo.
El sonido de las balas en el pelotón de fusilamiento,
Es la sinfonía que se adhiere a mi canto todo los días.
El canto de un lamento… en el inmenso silencio.

Jamás pensé que ser prisionero fuera tan difícil
Lo tenía todo... una vida, un futuro, un sueño.
Ahora lo único que pido es mi muerte,
Cierro mis ojos… dejo que sus demonios, habiten mi mente.

Atado a un árbol, escucho a todos aquellos que me quieren.
Atado a un árbol solo escribo y me lleno de recuerdos.
Atado a un árbol mi esperanza muere,
Mi vida, mis sueños.
Libertad ya jamás volveré a verte.

Soy victima de una guerra.
De una guerra sin razón, que solo mata inocentes,
Una lucha sin futuro, ni presente.
Mi secuestro marco el final de mi vida
Y el inicio de mi muerte

2 comentarios:

sergio escamilla dijo...

excelente buen poema

MALULA dijo...

el tema del secuestro es complejo, difícil poder interpretar las sensaciones de una persona que se ve privada de su libertad de esa manera

es bueno que los escritores hagan esa búsqueda y que la literatura sirva como memoria de esos actos humanos que no deberían existir