jueves, 30 de abril de 2009

SOBREVIVIENTES

Tras la huída
fuimos recogiendo los deshechos,
huesos blanqueados
y ceniza,
carne marchita
y ojos momificados en el tiempo

Y abrimos un camino incierto,
arrastrando los tobillos destrozados,
dejando trocitos de piel
en los guijarros,
girones enredados en las ramas,
cabellos que se pendian,
tristes,
de las sombras

Anduvimos largas horas,
con la noche cargándose a la espalda,
sin pensar mucho hacia donde,
dominados por el instinto de la vida,
poseídos de una fuerza extraña

No conocíamos el rumbo,
no había mapa,
bitácora o señales en las piedras

Era suficiente el alejarse,
colocar distancia entre nuestro cuerpo
y la desgracia

Y fuimos sobrevivientes de una guerra,
refugiados,
abriendo trocha a puños y mordiscos,
nos impusimos a lo adverso
y nuestra propia cobardía

Seguiremos recordando esos caminos,
con esa sabiduría
que aún palpita en las heridas

por ese juramento,
hecho a golpes de sol y sangre viva,
de no volver a repasar las mismas huellas

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