Años atrás un corazón anduvo vacío.
El silencio era el dueño de todos
Sus rincones.
La soledad habitaba cómo la dueña y señora de el.
Eran un corazón que no conocía la alegría, pues la tristeza hacia fiestas...
Fiestas donde solo se brindaba con Lagrimas
y se bailaba al son de canciones sin guitarras…
Existía una noche eterna, sin luces, sin brillo…sin estrellas.
Una de esas noches de fiestas…un nuevo invitado llegó.
La tristeza, extrañada le dejo entrar.
La soledad sorprendida le tomo la mano al silencio.
Mas sin embargo la fiesta continúo…
Ese desconosido sin saber porque…
Puso a temblar al silencio, la tristeza y la soledad.
Fue entonces cuando ocurrió un evento sorprendente
Un arco iris cruzo la noche…los colores vivos y bellos
Terminaron por ser tan fuertes, que tan solo
Con una leve luz… ese corazón se lleno de color.
Desde ese momento las noches ya tienen un final.
Ya no se usan lágrimas como licor en las fiestas
Que se hacen en ese corazón.
La luna acompaña e ilumina sus rincones,
La alegría fue la nueva dueña de el.
Consigo llegaron las sonrisas, las esperanzas
Y los sueños.
Aquellos antiguos inquilinos, tristeza ,silencio y soledad
Se fueron de la mano con aquel invitado,
Quien los llevo a festejar a un lugar desconocido
Perdido, lejano…
Aquel corazón volvió a llorar pero esta vez
De felicidad.
Esos visitantes no volverían más.
lunes, 22 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
que bueno que esos inquilinos se fueron, espero que les hayas comprado boletos pero solo de ida,
gracias por compartir
un gran abrazo
Rafael, me ha parecido una historia para seguir, sin embargo, mi percepción es que lo escribes para alguien, que tiene nombre propio, y este tipo de poemas hay que apropiárselos, hay que estar en el mismo estado emocional para recibirlos plenamente. Tienes algunos desvíos ortográficos.
Me gusta para dedicarlo a una mujer que me llena tal como lo dices tú en la historia.
Oscar Vargas Duarte
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