Una mañana de marzo la abuela le advirtió sobre los deseos. – Hijo, si pides con el corazón tus deseos llegarán a ti en un parpadeo. Recordó la frase de la abuela cuando sintió que la caída se detenía y de su espalda surgían dos alas grandes.
Oscar Vargas Duarte
domingo, 19 de octubre de 2008
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